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Se están realizando progresos transformativos en los tratamientos con medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) que están dando a los 3.2 millones de estadounidenses que viven con hepatitis C crónica, así como a otros millones de personas, muchas de las cuales todavía no saben que están infectadas y que son portadoras, la oportunidad de vivir una vida más prolongada y saludable sin el virus de la hepatitis C. Estsa es una buena noticia para los baby boomers -que conforman tres de cuatro adultos con el virus de la hepatitis C- y millones de otros estadounidenses, muchos de los cuales aún no saben que están infectados y son portadores.
La hepatitis C es curable, y las terapias de hoy en día son muy eficaces y fáciles de administrar, dice el doctor Jeffrey S. Murray, subdirector de la División de Productos Antivirales, del Centro de Evaluación e Investigación de Medicamentos de la FDA. Murray es médico clínico especializado en enfermedades infecciosas.
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La hepatitis es una enfermedad prevenible y curable
La hepatitis (inflamación del hígado) se refiere a un grupo de enfermedades virales que afectan el hígado. Los tipos más comunes son la hepatitis A, la hepatitis B y la hepatitis C. Cada una de ellas tiene un virus diferente como causa.
La hepatitis C es la infección más común que se lleva en la sangre en los Estados Unidos. Para esta enfermedad no hay vacuna, pero nuevos casos de la hepatitis C se pueden prevenir evitando conductas que pueden diseminar el virus, incluyendo el compartir agujas hipodérmicas, jeringas u otros dispositivos para inyectarse drogas.
El diagnóstico de hepatitis C ya no significa meses y meses de dolorosas inyecciones de medicamentos, que por décadas fueron la única opción. La ciencia está realizando progresos en las terapias, lo que da nuevas alternativas a los pacientes.
“Las inyecciones basadas en Interferón a menudo hacen sentir mal a los pacientes y les dan síntomas de gripe”, manifiesta Murray. También, el tratamiento con Interferón dura entre seis meses y un año, y cura solo entre 40% y 50% de los pacientes de hepatitis C.
“Los pacientes con enfermedad hepática muy avanzada no podían recibir el tratamiento tradicional pues a menudo las inyecciones los hacían sentir peor,” agrega. “Ahora los pacientes pueden tratar su hepatitis C con pastillas –combinaciones de medicamentos que son más rápidas y tienen una tasa más alta de curación”.
Las pastillas de hoy en día tienen una tasa doble de curación de virus —del 90% a 100%— en apenas doce semanas. La reducción del tratamiento de entre seis meses y un año a tres meses es una ventaja enorme para la gente con hepatitis C, especialmente porque es más fácil tragar una píldora que recibir una inyección, explica Murray.
En los últimos años, la FDA ha aprobado varios regimens de combinación oral, incluyendo fármacos de varias clases sin necesidad de co-administrar interferón. Los pacientes deben discutir las opciones de tratamiento que sería apropiado para ellos con su proveedor de atención médica.
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Los “baby boomers” y la hepatitis C
Para la mayoría de las personas, la hepatitis es una enfermedad silenciosa hasta que causa daño considerable al hígado. El proceso puede demorar varios años y puede llevar a la insuficiencia hepática, la necesidad de un trasplante de hígado y pude provocar cáncer de hígado.
“La hepatitis C se parece un poco al hábito del cigarrillo, cuanto más tiempo lleve mayor es el riesgo de desarrollar complicaciones, en este caso el cáncer de hígado, cirrosis (cicatrización del hígado) y la enfermedad hepática en estado terminal. Es una enfermedad progresiva que lleva años, incluso décadas, antes de que el paciente desarrolle cirrosis o cáncer” declara Murray. “Lo bueno es que cuando uno cura la hepatitis C, también reduce sus riesgos, aunque no se eliminan por completo los años de perjuicio causado al hígado”.
Una vez infectadas con el virus de la hepatitis C, casi 8 de 10 personas que no reciben tratamiento seguirán infectadas por el resto de su vida, según los Centros de Control y la Prevención de Enfermedades, CDC. Tres de cada cuatro pacientes con hepatitis C crónica pertenecen a la generación de los “baby boomers” (personas nacidas entre 1945 y 1965), y muchas personas se infectaron antes de que se identificara el virus y que los bancos de sangre hicieran análisis para detectar la enfermedad. Por eso es importante que los “baby boomers”, de los cuales al readedor de 75 millones según la oficina del Censo, se sometan a un sencillo análisis para detectar si tienen hepatitis C.
Los CDC recomiendan un análisis de sangre para la hepatitis C como parte de la atención médica de rutina para todos los nacidos entre 1945 y 1965 y aquellos con otros factores de riesgo, incluyendo a las personas que recibieron una transfusión de sangre antes de 1992, tienen antecedentes de haberse inyectado drogas ilegales en cualquier momento de su vida, o están bajo hemodiálisis (diálisis renal).
“En lo que afecta a la hepatitis C, las perspectivas para el futuro son mejores, pero el pasado nos está alcanzando, especialmente si uno es baby boomer,” dice Murray. “De todas maneras, la oportunidad no podría ser mejor, porque los tratamientos para la hepatitis C están llegando justo cuando la población en riesgo está por alcanzar su punto máximo. Hay tratamientos para la hepatitis crónica y más motivos que nunca para hacerse el análisis, por la disponibilidad de terapias eficaces y sin riesgos.”
Este artículo aparece en la página de Artículos de Salud para el Consumidor de la FDA que muestra lo más reciente de todos los productos regulados por la FDA.
Actualizado el 4 de mayo de 2017
Publicado el 28 de julio de 2014
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Source: FDA
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